¿Sabías que tu postura y la fuerza muscular están reguladas por tu cerebro? En especial por el cerebelo, que controla el tono muscular y tu posición en el espacio.

Si bien es cierto, que una parte de la postura es consciente (uno puede ser consciente de sentarse bien o caminar con la espalda recta), si el sistema nervioso no funciona bien nos será más difícil mantener una buena postura. Una gran parte del sistema nervioso trabaja de manera inconsciente y automática, a veces ese sistema puede tener interferencias en la comunicación y disminuir su eficacia. Por ejemplo, un cerebelo que funciona por debajo de lo que debería, puede estar asociado con una mayor torpeza y caídas, menor fuerza muscular, tendinitis y lesiones, malas posturas, peor coordinación, reflejos más lentos…

 

Con frecuencia, dolores de espalda o de articulaciones tienen un origen en una mala postura. De hecho, muchas de las lesiones no suceden tras un fuerte trauma, sino que suceden por repetición de micro traumas. Por ejemplo, si nosotros tenemos una mala postura cada vez que nos sentamos frente el ordenador, las articulaciones que están X horas al día en una mala posición empiezan a deteriorarse con mayor rapidez.

El tejido dañado se inflama y empieza a tener cualquier patología con “itis” como tendinitis, bursitis, que quiere decir inflamación de los tejidos. Esta inflamación es la respuesta de nuestro cuerpo intentando reparar el tejido dañado, sino no eliminamos la causa del daño y de la inflamación, el problema acaba siendo crónico.

A veces cometemos un terrible error al confundir “quitar” el dolor con “curarse”. El dolor es síntoma de un problema, es una alarma del cuerpo que indica que algo no va bien. Si nosotros en lugar de trabajar con la causa del dolor nos limitamos a “taparlo” o no escucharlo, lo más probable es que el daño con el tiempo sea más difícil de reparar.

A la hora recuperarse de lesiones, no solo hay que evitar la causa, sino que es imprescindible una buena comunicación entre sistema nervioso y los tejidos dañados. Cuando hay una disminución de la señal nerviosa al cuerpo le cuesta más recuperarse de lesiones y el dolor puede convertirse en crónico. Una buena comunicación del sistema nervioso favorece que los músculos, tendones y ligamentos tengan mayor fuerza,  estabilizando correctamente la articulación y disminuyendo la presencia de lesiones.

 

El quiropráctico es un profesional que trabaja precisamente para mejorar la comunicación del sistema nervioso con la finalidad de que todo el sistema neuromusculoesquelético rinda a plena capacidad.

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