El 18 de septiembre de 1895 es una fecha relevante para la Quiropráctica: el estadounidense Daniel David Palmer puso al descubierto la estrecha relación que existe entre el sistema nervioso y la columna vertebral. Mediante los ajustes vertebrales realizados por el quiropráctico se favorece el correcto funcionamiento de nuestro sistema nervioso, mejorando la calidad de salud de todo nuestro organismo.
No mucho más tarde, D.D.Palmer decide crear la Palmer Chiropractor School & Cure desde la cual seguir investigando y difundiendo los beneficios de la Quiropráctica. Esta escuela es hoy día la Palmer School of Chiropractic en Davenport, Iowa. Actualmente, la formación quiropráctica en EEUU consta de un periodo de 6 a 8 años, (5500 horas de formación lectiva). Y para poder ejercer, los quiroprácticos deben pasar por un completo programa de estudio del cuerpo humano y técnicas específicas quiroprácticas, con el que mantienen su licencia en vigor.
DD Palmer Con sus estudios observó que había una estrecha relación entre columna vertebral y sistema nervioso. Dedujo que una vértebra desplazada podría afectar el tono del nervio correspondiente y, por tanto, el flujo de información que este nervio transmitía, perjudicando la salud del paciente. Recolocar la vértebra desplazada podía devolver al nervio su estado ideal y buena conducción de información y energía.
Hoy día, con una mayor esperanza de vida, y una mayor dedicación y conciencia de nuestra salud, recibir ajustes quiroprácticos de forma periódica permite optimizar nuestra salud en cualquier etapa y condición. Mujeres embarazadas, recién nacidos, niños de todas las edades, adolescentes, personas de edad avanzada, deportistas, en definitiva, cualquier persona puede mejorar su salud gracias a la Quiropráctica.
El principal objetivo consiste en lograr el bienestar completo y permanente del paciente desde la reconexión con el cuerpo, fomentando al máximo sus capacidades innatas. Al mejorar el funcionamiento del sistema nervioso se ayuda a disminuir molestas y limitaciones tales como vértigos, contracturas, dolores de cabeza, de espalda, etc, y se favorece un ritmo digestivo, respiratorio, circulatorio e inmune mucho más natural.Se trata de un método natural de salud proactivo, orientado a preservar el bienestar a largo plazo. No se trata de solucionar aquí y ahora una dolencia, sino de buscar el origen y, desde aquí y ahora, lograr un mejor funcionamiento del cuerpo y una solución permanente.
La Quiropráctica fortalece el cuerpo desde el interior para mejorar su adaptación al entorno. Se centra en potenciar el perfecto mecanismo natural de nuestro cuerpo para favorecer su propio sistema de autoregulación y el mantenimiento de bienestar permanente. DD Palmer determinó que una subluxación reduce o detiene el flujo de información que los nervios transmiten ya que la vértebra se desplaza y presiona el nervio, entonces el cuerpo pierde su habilidad para gestionar el estrés de su entorno y funcionar adecuadamente.Al recolocar la vértebra desplazada se devuelve el buen flujo de información y energía de nervio correspondiente, necesario para el buen funcionamiento del organismo.
Por otra parte, los discos que se encuentran entre las vértebras necesitan nutrientes para poder eliminar las toxinas que se producen mediante la actividad celular, y para ello necesitan el movimiento a través de las vértebras. Pero si las vértebras se encuentran subluxadas se reduce este movimiento y el disco empieza a desnutrirse, se acumulan las toxinas y se acaba degenerando. A largo plazo, si no se corrige la subluxación de la vértebra, el disco puede acabar herniándose. Por ello corrigiendo la subluxación, el disco puede empezar a regenerarse y los síntomas empiezan a remitir. Pero hay que tener en cuenta que el cuerpo necesita tiempo para asimilar los cambios que le aporta la quiropráctica. Por ello, la mejor cura es la prevención.
